Cuando tomamos la decisión de llevar adelante nuestro propio negocio, nos enfrentamos a una gran incertidumbre. Afrontamos la tarea de poner en pie una idea, darle forma a un sueño, hacer realidad una ilusión. Y todo ello en un contexto que no siempre es favorable y que presenta más obstáculos que buenos augurios. Entonces debemos armarnos de herramientas que nos den impulso y nos faciliten el hacer.
Emprender es un camino que se transita por etapas para llegar a la meta que nos propongamos.
¿Pero cómo decidimos cada uno de los pasos que debemos dar para ir en la dirección correcta?
Existe una herramienta en la gestión de negocios, que se convierte en la clave indiscutida para orientarnos hacia el éxito: la PLANIFICACIÓN.
Se trata de un proceso que implica la definición de un norte hacia el cuál dirigir el negocio y cada uno de los pasos que se deberán dar para alcanzarlo. Se recomienda realizarlo cuanto antes, para asegurar un uso correcto de esfuerzos y recursos. E incluso acudir a especialistas que pueden ayudarnos a entender nuestro negocio, y definir correcta y organizadamente cada uno de esos pasos.
El proceso de planificación consta de 4 etapas principales:
1) Analizar la situación actual: ¿Dónde estoy? ¿Qué recursos tengo o dispongo? ¿Cuál es la actualidad y/o previsiones de mi rubro?
2) Establecer objetivos a corto, mediano y largo plazo: ¿Qué quiero lograr? ¿Cuáles son mis metas de venta? ¿Dónde me quiero desarrollar? ¿En cuánto tiempo lo quiero lograr?
3) Formular las estrategias para alcanzar esos objetivos planteados: ¿Qué recursos voy a utilizar? ¿Cómo los voy a gestionar? ¿Cómo voy a orientar los esfuerzos? ¿A quiénes va a involucrar?
4) Diseñar el plan de acción: organizar detalladamente todas las actividades, contenidos, tareas, acciones, involucrados, tiempos y parámetros a cumplimentar. Con su debido registro.
Una vez implementado el proceso de planificación siempre será necesario realizar una revisión exhaustiva de cada etapa, ya sea para reajustar o reafirmar las acciones que se están llevando a cabo para alcanzar los objetivos definidos.
Poder llevar adelante una buena planificación nos asegura tener una guía para tomar decisiones organizadas en el presente y a futuro, sobre todo en caso de acontecimientos inesperados. Minimiza riesgos económicos y permite tener un conocimiento claro de los flujos de dinero, por ejemplo tu sueldo como emprendedor. Toda esta previsión da calma y colabora en la salud tanto del negocio como de su dueño.
Ya conociste la clave para asegurar el éxito de tu negocio. Y también, que es posible llevar adelante una planificación consciente, ordenada y sostenible, que te permita alcanzar el máximo potencial y equilibrar tu vida profesional y laboral, con la vida personal y familiar.
Todo esto se puede aprender y perfeccionar. ¡Sólo debes tomar la decisión de hacerlo!
